Niño del tren

Niño del tren
te vi en el andén
solo y con frío
con tu temprana inocencia.
Actitud de resignación,
en tus rostro vi,
sonrisa apagada de colores,
por tus labios morados de hambre y de sed.
Fantasmas de miedo cubiertos de sueño
mirada pesada de triste cargar dolor
en tu cuerpo de ángel sin paz.
Lluvia nevada oscurece el cristal,
de tus ojos claros que a la gente no pueden mirar.
Tus manos extendidas,
paralizadas,
por los golpes del viento
sienten el dolor y el tormento
una dadiva suplican
por una moneda que implica
castigos de azotes si no te la dan.
¿Qué culpa tienes si a tu casa
no la puedes llevar?
Mi padre golpea la mesa,
y una paliza me da,
después de un largo día
sin poder traer el pan.
Mañana temprano otro día será
de trabajos forzados
allí en el lugar que la vida
me ha dado sin haber hecho ningún mal.
Con un futuro más digno sueño,
como todos los niños
de esta ciudad,
donde los chicos puedan en la plaza jugar,
y donde los grandes aprendan
que mi soledad es fruto
de la injusticia social
Patricia Nadia Gonzalez

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