El rol del comunicador en la institución

“Docente no es aquel que acepta la realidad que le toca vivir sino el que transforma la realidad en la que vive”
Patricia Nadia Gonzalez
En mi experiencia como docente de escuela media y en mi paso por diferentes instituciones educativas (escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires) siempre ha estado involucrada mi mirada educativa y transformadora de la realidad y la mirada de la comunicadora social formada en la Facultad de Ciencias sociales de la Universidad de Buenos Aires. Pienso que es imposible desvincular estas dos miradas que juntas conviven en la realización de la tarea cotidiana con la intención de hacer un pequeño aporte a la sociedad en la cual uno vive.
La escuela, con su tradicional función educativa puesta en jaque mate por los cambios que ha sufrido la sociedad en los últimos 20 años: el triunfo del modelo neoliberal expresado en los años noventa durante el gobierno menemista y el surgimiento de nuevas tecnologías en la vida cotidiana, que de alguna manera, entran por la ventana de la escuela aunque muchos quieran cerrarle la puerta en la cara. Resistencia, reticencia, egocentrismo, individualismo, el docente como depositario de saber frente a un nuevo público (sujeto de aprendizaje) que demanda, necesita una enseñanza más flexible y vinculada con las nuevas tecnologías que utiliza en su vida cotidiana. Este uso “natural” de estas nuevas tecnologías por parte de los alumnos, que a toda hora y lugar pueden acceder a todo tipo de información, incomoda a la figura del antiguo docente que era el único que poseía el conocimiento y transmitía el saber. En este encuentro se produce el choque entre la transmisión de conocimiento individualista y en algún punto vacía de sentido para estos nuevos alumnos (estudiantes) que requieren motivación, trabajo en equipo y por sobre todo democratización del conocimiento. ¿Pueden los docentes dar respuesta a esta demanda? ¿Cómo? ¿Desde qué lugar pueden comprometer a los alumnos?
Desde mi punto de vista comprometemos a los otros cuando nos comprometemos nosotros con la tarea grupal, y en definitiva esta tarea grupal produce un cambio a nivel institucional. Es condición necesaria que para que los alumnos aprendan, comprendan y se apropien del conocimiento nosotros, los docentes nos comprometamos y aceptemos realizar la tarea grupal. Esta realización puede llevarse a cabo cuando se dejan de lado los resquemores, miedos, ansiedades e individualidades reconociendo nuestras debilidades personales fortaleciéndolas con nuestras capacidades y socializándolas con el grupo. Es necesaria la cooperación y la buena predispoción para la realización de la tarea por parte del equipo docente superando estas ansiedades básicas (miedo al cambio y miedo al ataque) evitando así caer en la estereotipia de roles que sitúan a los estudiantes en el lugar del “desganado, desmotivado, desinteresado”. Este cambio en la mirada docente propone reconocernos como conocedores de un conocimiento que necesariamente tiene que ser socializado con nuestros pares para consensuar nuestro aporte a la tarea grupal. Sin reconocimiento no hay cambio posible.

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